Hace unos días me preguntaba cuándo sería el momento adecuado para hablarle a Constanza de la existencia de su padre biológico. Surgió la duda por que un día inesperadamente mi prima Hanidú de 7 años pregunto delante de Constanza por su papá. Yo estaba con Edgar y ambos nos quedamos perplejos ante esa cuestión, yo no supe que decir ni Edgar, pero al ver que Constanza no puso atención y estaba ajena a lo que pudiera responder yo le dije a Hani que su papi era Edgar. Ese día estaba inquietada y también sabía que Hani hacía la pregunta mal intencionadamente por que seguramente había escuchado eso en algún lugar, también siempre supe que comentarios de esta naturaleza llegarían ante Constanza por lo que yo tenía que prepararla con amor para ignorar los comentarios que con mala intención algún día pudieran hacerle.
Por la noche estuve pensando y llegue a la conclusión que el momento ideal para explicarle las cosas a Constanza sería cuando ella preguntara, y ya que por ahora en su mundo no existe la incógnita sobre su padre no tiene caso meter en su mundo un ser que a ella no le llama la atención. Consideró que no es momento aún de hablarle de él. Siento que hablarle de alguién por el que no ha preguntado es simplemente incomodarla a temprana edad, ella vive su vida y no ha reparado en que su padre no esta, quizá por que mi papá o Edgar cubren la figura paterna por ahora.
Tampoco nunca he querido tapar el sol con un dedo, siempre me he planteado que Constanza tiene que saber la verdad acerca de su padre, nunca me he propuesto mentirle ni inventar un historia fácil de digerir. Podría decirle que Edgar es su papi, o que su padre biológico murió, pero el día en que ella supiera la verdad eso si que sería difícil para ella. Así que siempre he estado resuelta a hablar con total franqueza más simplemente pienso que por ahora no es tiempo.
El comentario de Hani me molesto por que se que son cosas que le dicen en casa de su madre y se que hablan con el afán de molestar pero es algo para lo que tengo que estar preparada. Sin embargo esa noche me sentí mal y agobiada. Pensé que era tiempo de interponer la demanda de pension alimenticia al padre de Constanza para que por fin se haga cargo de lo que le corresponde.
Muchas veces tuve ganas de salir a buscarlo y exigirle que se hiciera responsable de sus actos, muchas tantas sentí ganas de llamarle y hablar tranquilamente con él.
Cuando recién estaba embarazada deseaba encontrarlo por la calle para darle una buena bofetada y echarle en cara tantos reproches. Cada que pasaba cerca de la estación del "metro" en donde acostumbrábamos bajar cuando eramos novios imploraba encontrármelo para poder ver que cara ponía y para decirle mil cosas... tantas tantas veces lo deseé..
Ayer sábado viajaba por el metro (nuestro sistema de transporte, tipo tren pesado). Tenia una cita con un amigo. Andaba a paso temeroso, por que andar sola por el metro es algo que no es de mi agrado. Hay demasiados hombres y siento que una esta expuesta fácilmente a cualquier falta de respeto. Abordaba el vagón distraída, faltaba una estación para después encontrarme con mi amigo. Escuchaba la platica de un grupito de chicos que venían a mi lado, hablaban de C.U. y de Acatlán, las mejores escuelas con las que contamos en nuestro País. Los mire pensando en lo afortunados que eran por ser estudiantes de esta institución, ya que el cupo es límitado. Nos acercábamos a la estación y alguien se agarró del tubo metálico del que yo también me sostenía. Mire la mano y un pensamiento instantáneo e involuntario llegó a mi cabeza: -Una mano tan blanca como la de "X"- fue lo que paso por mi mente. Su mano blanca quedo bien grabada en mi mente, después de tantas veces que la mire entrelazada a la mía. Muchas manos habrá como esa! después repare en sus uñas de aquella mano, bien cuidadas y con esmalte transparente, pero a pesar de todo, aquellas manos seguían siendo varoniles y no femeninas. Una corazonada me indico que esas manos sí eran esas que yo conocía, ese esmalte, conocí bien su exagerada vanidad. Después me di cuenta que la estación en la que bajaba era la misma en la que "el" y yo siempre bajábamos para ir a su casa. Bien cabía la posibilidad de que fuera "el", todo lo indicaba y entonces me sentí temerosa. ay Dios- pensé y me decidí a voltear lenta y disimuladamente para que "él " no me viera. Despacio gire la cabeza y ahí estaba, de perfil, distraído tal vez, viendo a otro lado. Imposible confundirme, en cinco años no había cambiado tanto. El metro paro y la puerta abrió. Traté de salir de prisa, no deseaba que el me viera, no quería que pensara que lo estaba siguiendo, seguro si me veía se preguntaría que hacía yo por ahí. La gente interrumpía mi paso así que pronto su paso de él me dejo por detrás. Ahora me sentía aliviada, el estaba por delante. Creo que sí me vio, volteo nervioso y yo miré hacía otro lado fingiendo que no lo ví, que no lo reconocí. Se acercaba la puerta por donde el siempre salía, el salió y yo seguí mi rumbo. Después me detuve, los nervios me estaban mareando, necesitaba tranquilizar mi acelerado corazón. Me tranquilice pero ahora una serie de reproches se agolpaban en mi cerebro uno a otro... ¿por qué no le dijiste nada? ¿por que no lo enfrentaste? ¿por que no le diste una bofetada? ¿qué te ocurre. años esperando encontrártelo y ahora no dices nada? ¿por qué, por qué, por qué?... Toda la tarde estuve pensando que después de cinco años el destino nos ponía de frente y cada uno siguió su paso cómo si jamás nos hubiéramos conocido y sin embargo Constanza es la clara huella de que nos conocimos, de que no sólo fuimos amigos.
Todos en casa opinaron que fui una tonta al no decirle nada, mi madre piensa que debí decirle que fue un patán, mi padre que debí de hacer un escandalo, ¿y para qué?- respondí, - si soy tan felliz!!.
Yo he sido muy feliz con Constanza, es cierto que con altos y bajos, que algunas veces lloré mucho por él, que a veces me duele su indiferencia y no conmigo sino con su hija, que alguna veces he sentido que me hacía falta... pero he podido sola y ayer que lo vi comprendí que mis heridas es tan todas sanadas, no se si fue lo mejor no haber cruzado palabras o intentar hablar, de lo que estoy segura es que ya llegará el momento de arreglar las cuentas. Estoy decidida a legalmente exigir el reconocimiento de paternidad y una pensión alimenticia pero será cuando me sienta preparada.
También debo reconocer que sí soy feliz también ha sido gracias a Edgar que ha estado aquí desde hace tres años, a él y a muchisima gente que me ha hecho ver lo valiosa que soy y las mil razones que tengo para sonreír.
para que reclamarle algo... ¿y para qué? sí soy tan feliz!!