Mi Constanza era una bebé cuando leí por vez primera el termino ¨crianza respetuosa¨, principalmente en blogs de madres españolas. Parecía interesante y tenía sentido buscar una nueva forma de críar que rompiera con los moldes clásicos de crianza con los que crecimos muchísimas generaciones. Que acertado apostarle todo a una crianza diferente, despúes de todo, algunas generaciones seguíamos pagando las dolencias con las que crecieron nuestros ancestros.
Y con optimismo hice mi mejor esfuerzo. Claro, con muchas fallas, la maternidad se experimenta a prueba y error, no hay más, no hay manuales, siempre lo digo, no hay formulas mágicas. Y buscaba información, y leía por aquí, escuchaba por alla. Todavía recuerdo haber hecho una exposición en la universidad hablando del tema. La idea de esparzir la información me parecía alentadora. Que todo el mundo supiera, que todos escucharan que había nuevas formas de hacer las cosas. Y algunos años después se hizo realidad; todos hablan de crianza respetuosa.
¡Pero entendimos bien las nuevas generaciones de qué va la crianza respetuosa?
Veo a muchas madres queriendo curar heridas en sus hijos, que ni siquiera les han causado.
La crianza respetuosa no tendría que ser entendida como carente de límites y de autoridad. Esta busca que el infante crezca en un ambiente libre de violencia, y que priorize el respeto, la empatia y la igualdad. Pero de nada sirve, si no entendemos que ese respeto y empatía deben ser recíprocos, es decir, el niño debe ofrecer el mismo respeto a los personas que los rodean.
Se nos esta pasando un poquito la mano, no hemos sabido mediar el asunto y la balanza comineza a inclinarse hacía el otro lado. Ahora veo cada vez con más frecuencia niños tiranos, niños que no siguen reglas, niños que no saben controlar sus emociones, y madres que no saben establecer límites y autoridad con sus pequeños.
Quizá hoy no es un tema de preocupación para esas madres negligentes, la preocupación vendrá el día de mañana, cuando fuera de casa, alguién más enseñé las reglas que no se enseñaron en casa, y no de la mejor manera. Porque aunque cueste admitirlo y quisiéramos criar niños sin reglas, el mundo no funciona así, el mundo esta lleno de reglas que se tienen que seguir y que son para beneficio de todos.
Te invito a reflexionar sobre la manera en la que estás criando, después de todo, la crianza es nuestra gran aportación a este mundo y a esta sociedad. No podemos ofrecer una crianza sana sino trabajamos a diario en nuestra persona, sino priorizamos nuestro bienestar físico y emocional. No podemos afrecer una crianza sana sino somos objetivos.
Recuerdad que una crianza respetuosa no es sinónimo de una crianza permisiva en la que los niños son quienes gobiernan la casa. Los adultos somos nosotros, no ellos.










