En un día como hoy pero de hace un año

Hace un año, por la mañana, mi madre se iba a despedir de mi tía María, hermana de mi abuelita, que se iba al hospital por que la iban a operar. A mi me dio flojera ir a despedirme, pensé que tal vez la podía ir a verla al hospital más tarde o verla cuando ya estuviera de regreso en su casa.

Era un día muy ajetreado. Mis padres tenían muchas cosas que hacer, yo tenía una cita con un amigo así que mi hermana iría por Coni a la escuela. Al poco rato me hablaba mi hermana por que no querían dejar salir a Coni en la escuela, había un trafico terrible y yo me iba a regresar para recoger a mi hija, pero corrimos con suerte y mi hermana si pudo sacarla.

Hable con mi madre por teléfono y me dijo que mi tía se había puesto grave así que habían dejado todas sus cosas pendientes para irse, ella y mi padre, al hospital. Querían estar al pendiente y ver si algo se ofrecía.

Me empecé a preocupar por el estado de mi tía. A mi me había parecido que la operación no era de mayor dificultad, pero vamos no soy medico. Entonces le comentaba a mi amigo Manuel que no había ido a despedirme de mi tía y ahora me sentía mal por que podía ser que no volviera a verla jamás. Le platicaba lo triste que me pareció siempre su vida de mi tía, su camino no había estado marcado por la mejor de las suertes y así había que sumarle su actitud sumisa y poco optimista ante la vida. Siempre a la deriva, siempre preocupada por la vida de sus hijos, se tenía totalmente abandonada por querer resolver la vida de sus hijos que ya son bastante mayores así que a mi me parecía absurdo que no se quisiera ni tantito y que quisiera resolver los problemas de personas que ya distaban mucho de ser unos niños, todos sus hijos ya pasan los treinta años. Pero en fin, a mi no me corresponde juzgar a nadie. No dejaba de sentirme triste y preocupada por la tía María.

Al poco rato hable con mi padre para saber como iban las cosas por el hospital y termine más preocupada con la respuesta fría, concisa, tajante de mi padre: -Tu tía ya no va a despertar Wendy, me dijo.

-Pero que pesimista es mi padre caray!, pensé al colgarle.

No estuve a gusto con mi amigo. Conviví bastante con la tía María como para estar indiferente. Se acercaba la noche y entonces mi madre me hablo para preguntar si faltaba mucho par que regesara a casa. -No mami, voy en camino.

-Ya se murió tu tía Wendy.

Llegue a casa con la prisa de saber como había sido todo. Me parecía que las cosas fueron tan rápido que no podía entender por que no pudieron hacer nada en el hospital.

El ambiente era frío, lúgubre. Mi madre me explico que mi tía estaba muy débil y que tal vez lo mejor hubiera sido esperar para que la operaran. Ella preparaba café para que cuando la gente fuera llegando hubiera que ofrecer. El  cuerpo tardo en llegar. Mi casa se empezó a llenar de familia, pero valaron a mi tía en una casa vecina por ser más amplía. No pude  dormir esa noche pensando en la fragilidad de la vida, en lo triste que se sentía el ambiente y en que tan solo unos días antes mi tía estaba ahí y ahora nunca jamás la volvería a ver.

Fue difícil, mi abuela estaba hecha un mar de lágrimas. Hoy se cumple un año de su muerte y se le recuerda con cariño. Incluso Coni la recuerda por que cuando nos veía salir por la noche le decía a mi hija:

-Que hace esa bebé en la calle tan noche!

Hoy que se cumple un año de su ausencia en la tierra queremos mandarle besos al cielo y tenerla presente por que aunque físicamente no esta, siempre nos acompañara en nuestros corazones!

Descansa en paz Tía María!!