30 oct 2013

Preparándonos para... Día de muertos o halloween?



Las discusiones en las redes sociales se hacen cada vez más presentes porque algunos defienden nuestras tradiciones y dicen estar en "oposición" de adoptar otras que no nos pertenecen. Estoy de acuerdo que nuestras tradiciones y costumbres son sumamente hermosas, que las ofrendas y altares en las calles lucen bellos. Pero nos guste o no, lo reconozcamos o no, Halloween si bien no nació en nuestro país, lo hemos ido adoptando, se ha ido fusionando con nuestra cultura y esto no significa que nuestras prácticas se ponga en riesgo o las hagamos de lado, porque en las escuelas y en las calles, y en los hogares se siguen poniendo altares a nuestros seres queridos, se sigue fabricando pan de muertos, seguimos escribiendo calaveras literarias y vistiendo calacas para concursos, los mercados siguen repletos de flores de  cempazúchitl (o flores de muerto) peeeeeero, y desde que yo era pequeña, se venden disfraces de brujas, momias, fantasmas y calabazas, las figuras representativas de Halloween. Y desde que era pequeña, cuando salía a pedir "para mi calaverita", estas figuras predominaban en la calles, y ahora es igual. Así que no podría decir yo que no apoyo otras tradiciones y salir el día  1° de Noviembre con disfraz de diablo o de bruja. Pero eso es lo que peculiarmente hacemos los mexicanos, decimos estar en contra de otras costumbres y les compramos una calabaza a nuestros hijos para que las llenen de dulces! Ja, somos muy contradictorios! 

En fin, mi punto es, que Halloween se vive en nuestros días, aunque no nos guste. Yo apoyo mis hermosas tradiciones, es más, en casa ya estamos colocando nuestra ofrenda, pero no tengo nada en contra del Halloween, me encanta! Este año me voy a disfrazar de "La reina de Corazones".

Si quieres saber un poco más sobre como vivimos el día de muertos puedes pinchar acá. Es un post que ya había escrito hace tiempo y habla sobre todo lo que hacemos en estas fechas tan especiales.

Como resumen les platico que en México, el día 1 y 2 de Noviembre (justo un día después de Halloween) celebramos el Día de muertos y el Día de todos los santos. Acá se conserva la hermosa creencia que estos  días nuestros seres amados que han muerto, tienen permiso de salir del más allá y entonces sus almas regresan a visitarnos. Es por ello que en las casas y en las calles ponen ofrendas (altares) para recibirlos en donde colocamos los objetos que hallan sido sus favoritos de nuestros seres queridos así como sus alimentos preferidos,  flores de muerto, velas para alumbrar su camino e incienso y copal para purificar las almas.

Por otro lado hemos estado buscando el disfraz que nos pondremos. Este año, las famosas Monster High han cobrado una fuerte presencia, por todos los puestos  había disfraces de Draculaura, Clawdeen Wolf, Frankie, y ahora hasta de Cleo, Abbey, Espectra, vamos, es tanta su popularidad que había disfraces de casi todas estas muñecas. El año pasado Constanza fue Clawdeen, y este año no quería dejar de ser una Monster High. Yo no me decidía por cual escoger y entonces dimos con el disfraz perfecto, con el equilibrio de lo extranjero y lo mexicano.

Nada más y nada menos que: Skalita Calaveras. Una muñequita que es una calavera, y que leyendo su biografía nos dimos cuenta que representa muy bien lo mexicano.La muñequita (esqueleto, calaca, calavera) es la figura más representativa en México de nuestro día de muertos, y  lleva un vestido cuya falda es hecha de papel picado (papel que utilizamos para nuestras ofrendas), vamos,  encontré un disfraz muy mexicano pero a la vez muy halloweenesco. A esta muñequita le gusta celebrar el día de muertos, le gustan las calaveras de dulce y se supone que la diseñadora que la creo lo hizo en homenaje a sus raíces mexicanas.

Y así quedará Constanza:




Y mamá quedará así:

¡Que le corten la cabezaaa!

más vale que ese día no me hagan enfadar o habrá muchos degollados!


Buen día!

24 oct 2013

Vídeo para reflexionar


Encontré este vídeo por la red, que me causo mucha ternura, algunas risas pero sobre todo me hizo reflexionar: se es niño una sola vez y a veces a los padres se nos olvida dejar gozar a nuestros hijos esta etapa tan hermosa, cargándolos con muchas responsabilidades y exigencias. Un niño sólo debe preocuparse por jugar y ser feliz!


5 minutos que valen la pena. Espero les guste!

21 oct 2013

Libros, libros y más libros!


Estoy reactivando mi parte lectora. Tengo ya una lista de libros que aguardan, sobre mi escritorio, impacientes por ser abiertos y devorados por mi.

Inicié la semana pasada, con un libro que me obsequiaron y el cual me pareció fantástico.

Se trata de una historia de amor poco convencional, un amor intenso que perdura  a pesar de los años, a pesar de cualquier circunstancia. Me cautivó, me erizo, me eclipsó. En 5 días terminé mi aventura por Miraflores, Paris, Tokio y Madrid. Y aunque pensé que no me gustaría el final,  terminé con una sonrisa dibujándose en mi cara.

Y ya entrada en calor con la lectura, empecé a leer el siguiente libro:
Claro, este es otro tipo de lectura, pero me cae muy bien este tipo de escritos que ha menudo me hacen reflexionar y me motivan. Hay quienes sí necesitamos este tipo de motivación, hay quienes no. He escuchado a muchas personas decir que los libros de auto-ayuda son literatura barata. A fin de cuentas, creo que cualquier libro, de cualquier tipo, algo termina  aportando. 

Pero interrumpí  esta lectura cuando a mi manos llegó la obra maestra, de arte, la famosa  obra de Julio Cortazar, que por alguna razón no había leído antes.


Me parece una cosa deliciosa y divertida a la vez, eso de  leer saltando de un capítulo a otro sin seguir el orden ascendente y común de cualquier otro libro, convierte a Rayuela en una cosa única y fenomenal. Así pues me paso las mañanas y las noches extraviandome entre sus capítulos, entre reflexiones y entre amoríos de Oliveira y la Maga. 

17 oct 2013

El primer examen (prueba)


No cabe duda que mi hija se ha hecho mayor. Ha llegado el momento de sus primeros exámenes o su primera prueba de la escuela... El primer examen!!! aaaaaahhh 



La realidad es que se lo he pintado como algo divertido, ya que no quiero que -como yo-, sufra con los exámenes y la devoren los nervios ya que esto muchas veces resulta contraproducente. Creo que eso pasa porque generalmente tenemos una mala idea de los exámenes, los vemos como algo malo y nos presionamos por querer sacar altas calificaciones a toda costa. Y si por algo las notas no son satisfactorias, en lugar de que los padres traten de hallar la falla, se volcán contra los hijos en regaños.

Yo le he explicado a Constanza que un examen no es más que la manera en que se mide su aprovechamiento escolar, que es la oportunidad que tiene para demostrar sus conocimientos y reflejar que es lo que ha logrado aprender en el ciclo escolar. Le dije que yo estaba emocionada, que seria divertido ponerse a prueba ella misma y al parecer dio resultado, se ha dormido muy emocionada. Repasamos sus apuntes juntas y después le hice preguntas para ver si había comprendido las cosas, respondió satisfactoriamente. Le dije que eso serìa lo mismo que haría en su primera prueba, responder de acuerdo a lo que ella había comprendido. 

En la tarde estuvo repasando sus apuntes de una manera muy entusiasta. Independientemente del resultado que obtenga, ya me siento muy orgullosa por su disposición para hacer las cosas y para aprender. En unas cuantas horas se estará enfrentando a su primer examen... Éxito Constanza!


14 oct 2013

Encantadora visita


 Por un momento olvidé, antes de descubrir el amor por los gatos y de conocer todas las satisfacciones que dichos animalitos te dan, que la razón principal por la que un día mis padres decidieron traer una gatita a nuestro hogar, fue la de deshacernos de los ratones, esos roedores que nos desagradan tanto y que nos ponían los nervios de punta apenas los veíamos por los rincones de nuestra casa. Desde el mismo instante en que nuestra gata llegó y hasta que murió (después de 15 años) nunca volvimos a ver un ratón en nuestro hogar. Hay quienes dicen que el olor del gato ahuyenta a los roedores, y no sé si es esa la razón, lo cierto es que fue una forma de liberarnos de ellos. 

Hace unos meses mi gatita murió, y entre el dolor que nos causo su pérdida, no pensamos en suplirla nunca, pues ella fue parte de la familia y nadie nunca ocuparía su lugar. Dolidos lloramos, sufrimos,  mis padres, mis hermanas y hasta Coni y yo derramamos lagrimones y aunque han pasado 5 meses la seguimos extrañando como el primer día de su partida. 

Pero entre toda esa tristeza nos olvidamos de los ratones y un buen día descubrimos que nuevamente habían decidido visitar nuestro hogar. "El gato no estaba, había que hacer fiesta". Horror, horror pensé! Y mi madre se encargó de limpiar meticulosamente los rincones por donde pudieran andar y mi padre puso unas trampas. -Pero eso no será suficiente!- advertí. -Que traigan un gato- pedí. Pero en principio me ignoraron. Y descubrieron que por las noches los ratones buscaban la forma de colarse a nuestra casa y husmeaban por doquier. Y con todo el horror que estos animalitos nos causan, decidieron pedir prestada la minina de mi abuela.

Sabrina se llama y a decir verdad me daba pena que estuviera con mi abuela, pues siendo esta no muy cariñosa y nada paciente con los animales, decidía tenerla, buena parte de las tardes, amarrada con una cadena. ¿Lo pueden creer? ¿Un gato amarrado? y aunque siempre le decíamos que eso no era lo adecuado para un gato, nos ignoraba. Pero tampoco se deshacía de ella porque tampoco soporta los ratones. Supuse que a Sabrina le caerían bien unos días en mi casa, conocería lo que es andar suelta por todos lados. Y por fin una mañana llego. La trajo Edgar. Pensé que debido a que estaba amarrada la mayor parte del tiempo, sería una gata agresiva.

El primer día busco un rincón y por nada del mundo salió de allí. Me recordó tanto a mi Agata, que cuando llego siendo apenas una gatita bebé, se escondió debajo de la cama y tardó algunos días en tomar confianza y en salir de su escondite. Así pues, Sabrina (yo le digo Sardina, ya que cariñosamente así la llamaba mi abuelo) estuvo escondida todo un día entero. Le acercábamos comida pero no salía. Al día siguiente, salía a ratos a comer y después volvía a su escondite y poco se dejaba acariciar. Pero han pasado dos semanas y hemos descubierto lo cariñosa que realmente es. Nos busca para que la acariciemos, se acuesta con nosotros y nos persigue por la casa. Claro que no ha sido tan fácil su adaptación pues no soporta tener a Lucrecia cerca (nuestra perrita salchicha) y Lucrecia al principio estaba celosa y le ladraba mucho.

Poco a poco Sabrina nos ha robado a todos el corazón y la realidad es que no quisiéramos regresarla, pero yo creo que eso no sería correcto ya que sólo no la prestaron. Y que decirles, dio resultado con los ratones, aunque sólo deseábamos que se fueran apenas al percibir su olor, sin embargo un ratón sin presentir el peligro que lo acechaba decidió entra a la casa y al día siguiente encontramos unas manchitas de sangre en el piso. Supusimos que fue de un ratón y más tarde lo confirmamos cuando encontramos el cadáver del desdichado animalito con el que seguro Sabrina quiso jugar y terminó lastimandolo! 

Ella me recuerda tanto a mi gata y deseo que se quede en casa pues aquí somos más cariñosos y anda libre por toda la casa. Ojala mi abuela quiera dejarla acá.

Sabrina

Agata, mi minina que ahora es un ángel del cielo

9 oct 2013

Fin de semana


Ya es ombligo de semana y yo apenas me doy tiempo de hacer el post! uff que le puedo hacer chicas, el tiempo no me rinde!

El fin de semana lo hemos pasado bien. El sábado sólo estuvimos Constanza y yo, porque Edgar se fue con mi padre a ver el futboll, Edgar me ha dicho que ha sido una experiencia increíble, creo que se han divertido. Yo por mi parte he aprovechado mi tiempo a solas con Coni y nos fuimos al parque a jugar un buen rato hasta que obscureció y mejor nos regresamos a casa, pues no me agrada andar por la noche sola con mi hija. Pero antes de irnos pasamos a tomar una malteada juntas. 

El domingo después de mis deberes, nos hemos ido al teatro a verla obra "Rapunzel". Mi profesor de fotografía me recomendó la obra ya que él participa y la verdad me pareció estupenda, fue una obra de calidad, divertida, muy dinámica por ser musical y a un costo muy bajo. Quedamos simplemente maravilladas! Después nos fuimos a ver unos departamentos. Hay proyecto en puerta para adquirir departamento, y si todo sale bien, antes de este año tendremos departamento, lo cual me hace muy feliz, se lo he pedido al universo, es algo que no tenía contemplado que fuera a suceder tan pronto así que si se da, va a ser genial. Finalizamos el domingo en la casa de la mami de Edgar. Fue un día que aprovechamos de principio a fin!



mi hija y mi profesor

7 oct 2013

Errores comúnes


El día de hoy les comparto un artículo que me ha resultado muy interesante y para mi ha sido de gran utilidad, ya que he caído en la cuenta de que muchas veces presionaba mucho y le exigía mucho a Constanza cuando de asuntos escolares se trataba. Y la  verdad es que se me estaba olvidando dejarla disfrutar y hacer del aprendizaje algo divertido. Ya llegará el día en que tenga que presionarse por si misma, hoy sólo quiero que disfrute su etapa escolar (claro que lo dudo mucho, porque el sistema es patético y a diario tiene que hacer montones de planas y planas, pero por eso he decidido que yo no debo cargarle la mano).

fuente: http://www.lavanguardia.com/index.html

Escuela: los 12 errores de los padres.

La mayoría de padres y madres da mucha importancia a los estudios de sus hijos y aspira a convertirlos en jóvenes brillantes. Pero no siempre tienen claro su papel en el aprendizaje escolar y a menudo adoptan conductas erróneas para la educación del hijo.

En la sociedad actual se concede mucha relevancia a la formación y a las calificaciones académicas y a menudo se relacionan la implicación y actuación de los padres en los estudios de sus hijos con los resultados escolares que estos obtienen. La consecuencia es que muchos padres y madres se vuelcan en la educación de sus hijos e invierten en ella ingentes cantidades de dinero, tiempo y emociones. Sin embargo, los resultados no siempre son los esperados, como evidencian las elevadas tasas de fracaso escolar. Según los expertos en educación, la ausencia de recompensa a tanto esfuerzo a menudo tiene que ver con la desorientación de los padres sobre cuál ha de ser su papel en el aprendizaje de los hijos, que les lleva a cometer errores que lastran su educación.


En unos casos son conductas que no tienen que ver específicamente con los estudios sino con el estilo educativo de la familia, con comportamientos tan recurrentes a la hora de educar como la sobreprotección, la falta de límites, la negatividad o los malos ejemplos, a los que se hacía referencia en Los 12 errores más comunes de los padres, reportaje publicado en estas mismas páginas el pasado 23 de febrero. Pero otros fallos muy reiterados están relacionados con el desconocimiento de la respuesta más adecuada a preguntas como: ¿han de estudiar los padres con los hijos? ¿Y ayudarles con los deberes? ¿Preguntarles la lección? ¿Revisar y corregir los trabajos escolares antes de que los entreguen? ¿Premiar las notas? ¿Poner tareas extras si el maestro exige poco? ¿Buscar profesores particulares? ¿Controlar sus agendas escolares? ¿Hablar con el profesor? ¿Estimularles con actividades extraescolares?


A partir de sus experiencias profesionales, Joan Domènech, director del colegio Fructuós Gelabert de Barcelona; Benjamí Montenegro, del Equip Psicológic del Desenvolupament de l’Individu, y Ángel Peralbo, responsable del área de adolescentes del centro de psicología Álava Reyes, consideran que los desaciertos más habituales de los padres vinculados con el aprendizaje y la educación escolar de los hijos son los siguientes:


1. Ejercer de maestros Son muchos los padres que ayudan a sus hijos a hacer los deberes, que estudian con ellos y les explican la lección, que corrigen sus trabajos. Sin embargo, psicólogos, pedagogos y profesores coinciden en que es un error pretender ser padre y maestro a la vez, entre otras razones porque acostumbra a provocar situaciones conflictivas prácticamente a diario y el tiempo de estudio se convierte en una tortura para padres e hijos. Ángel Peralbo explica que, además, "si los niños se acostumbran desde pequeños a tener a alguien por encima de ellos para trabajar se vuelven dependientes y en lugar de desarrollar la necesaria proactividad en los estudios, se relajan y esperan, y acaban necesitando a alguien que les tutorice constantemente".

Benjamí Montenegro subraya que "el papel de los padres es el de auditores: han de controlar que el trabajo esté hecho, que la letra es correcta, que se respetan las reglas de presentación, que no se dejan cosas sin hacer, pero no entrar en el contenido porque las tareas escolares son para que los hagan los alumnos solos y así trabajar su autonomía". Advierten los expertos que eso no significa que si un niño pregunta a sus padres algo que no sabe o no entiende, no le ayuden facilitándole pistas o herramientas para que busque la respuesta. Y en los casos de chavales que tienen dificultades, que necesitan un refuerzo o que les vuelvan a explicar los contenidos, su consejo es recurrir a un profesor particular o a un psicopedagogo.

Joan Domènech cree que el papel de los progenitores es acompañar el aprendizaje de los hijos, pero enfatiza que hay una serie de competencias cuya enseñanza compete a la escuela y si los padres tratan de hacerlo, interfieren en el aprendizaje. "Los padres no tienen que enseñar a los hijos a multiplicar ni comprarles cuadernos para practicar multiplicaciones porque eso es cosa de la escuela; lo que compete a los padres es compartir con sus hijos situaciones cotidianas en que las operaciones matemáticas deban utilizarse, como ir a la compra, hacer cálculos aproximativos de si tienen bastante dinero para comprar algún artículo, etcétera"

2. Querer Einsteins "Un rasgo muy habitual en las familias actuales es el afán de sobreestimular a los niños, desde bebés, para que desarrollen rápidamente sus capacidades, y eso se traduce en llenar la cuna de artilugios, en un abuso de los juegos didácticos, en querer que sepan leer y escribir con cuatro años o en apuntarles a un montón de actividades extraescolares para descubrir y potenciar su talento", afirma Domènech. Y explica que ese afán de que sepan muchas cosas y cuanto antes mejor provoca una sobreestimulación que, lejos de lograr una evolución cognitiva más rápida y talentos por encima de lo normal, suele tener efectos contraproducentes en forma de problemas de atención, de falta de concentración, de hiperactividad…

Esta aspiración generalizada de hijos-genios dificulta, por otra parte, que algunos padres asuman la capacidad real de sus hijos o acepten sus limitaciones. "Abundan los casos donde el nivel de exigencia de los padres supone un listón demasiado alto para el niño en cuestión y eso puede provocar desmotivación, crecientes resistencias e incluso una baja autoestima que haga cada vez más difícil todo lo relacionado con el estudio", advierte el psicólogo Ángel Peralbo.

Benjamín Montenegro pone como ejemplo los padres que imponen actividades extraescolares intelectuales a niños con dificultades académicas. "Hay niños que en el colegio tienen problemas con las lenguas y encima les apuntan a clases extraescolares de idiomas, y otros a los que les cuestan las matemáticas y al salir del cole han de ir a clases de música y solfeo; lo único que se consigue con eso es sobresaturar al chaval, que se aclare aún menos y que se frustre porque no puede cubrir las expectativas que están puestas sobre él", alerta.

3. Focalizar todo en los estudios Los educadores aseguran que una frase muy reiterada entre los estudiantes es: "Mis padres sólo se interesan por mi rendimiento escolar; lo demás no les importa nada". La queja no siempre es objetiva, pero los psicólogos aseguran que refleja fielmente lo que ocurre en algunas familias, en especial cuando surgen dificultades o los hijos no obtienen los resultados académicos esperados. "Los estudios ocupan el mayor porcentaje de las preocupaciones familiares y, por tanto, de las conversaciones del día a día, y muchos padres hacen que los estudios monopolicen la vida de los hijos; y si bien lo académico es la actividad que más tiempo les ocupa y la mayor responsabilidad de los chavales, son también esenciales otras muchas facetas de desarrollo, como los deportes, todo tipo de actividades lúdico culturales, el ocio, los planes y las responsabilidades familiares, los amigos y las relaciones sociales, la afectividad dentro y fuera del ámbito de la familia…", comenta Peralbo.

4. Premiar las notas Un recurso habitual de los padres para animar a los hijos a estudiar es prometerles grandes regalos si aprueban o si sacan buenas notas. Sin embargo, los especialistas en educación lo consideran un error. "Si buscamos estímulos de este tipo, es que algo falla, porque el niño no debería necesitar premios externos y materiales para disfrutar con el aprendizaje; su mejor estímulo debería ser descubrir cosas nuevas, plantearse retos y desarrollar sus intereses", afirma el director de la escuela Fructuós Gelabert. Los educadores consideran que las buenas notas se han de elogiar, aplaudir e incluso celebrar, pero nunca comprar, porque se convierte al niño en esclavo del estímulo material y, si a pesar de la recompensa prometida no triunfa, su sensación de fracaso y su malestar es mayor porque además de no conseguir su meta escolar se ha quedado sin regalo.

El psicólogo Benjamí Montenegro alerta especialmente sobre los premios imposibles, como prometer a un adolescente que ha suspendido siete asignaturas una moto si finalmente aprueba todo. "Es una salvajada que genera frustración en el chico y que a menudo deja en entredicho a los padres cuando el chaval se entera de que le han ofrecido el premio después de hablar con el profesor y saber que es más que probable que repita curso", detalla. En cambio, opina que premiar las notas puede estar justificado en casos excepcionales "como el de un chaval disléxico sin adaptación curricular que consigue un bien en un examen de lengua".

En relación con las notas, Montenegro destaca otro error recurrente de los padres: valorarlas a bote pronto. "Llegan las notas y, con ellas en la mano, empezamos a hacer valoraciones, positivas o negativas, y eso no es correcto; hay que darse un día o dos de reflexión, enfriarse y hablar de ellas y tomar decisiones con tranquilidad", explica. Los educadores subrayan que, en lugar de abroncar por las notas, el papel de los padres debe ser enseñar a tolerar la frustración y el fracaso y ayudar al hijo a que tome conciencia de la causa y adopte posibles soluciones para el futuro.

5. Disfrazar la falta de esfuerzo de trastorno Otra conducta recurrente y negativa entre los progenitores es, según los expertos, buscar siempre trastornos neurológicos detrás de los fracasos escolares de sus hijos. "Hay muchos niños que son incapaces de esforzarse en hacer los deberes o en estudiar porque son vagos, y eso es inmadurez, no un trastorno mental, y a veces se intenta disfrazar esa vaguería como intolerancia a la frustración o intolerancia al estrés cuando lo que tienen es falta de autonomía", indica Montenegro. Y añade que la prueba es que esos chavales que no son capaces de esforzarse con las tareas escolares también son incapaces de ordenar su habitación, de prepararse el bocadillo de la merienda o de calentarse la comida cuando regresan del instituto.

Ángel Peralbo subraya que, en muchos casos, "el error de los padres es no darse cuenta de que detrás de la falta de esfuerzo y motivación por los estudios lo que existe es una inversión de prácticamente todo su tiempo en ocio, especialmente en ocio tecnológico, que es el que hoy impera y dificulta su dedicación a otras tareas".
Montenegro destaca que también es una equivocación de los padres poner un profesor particular a estos chavales para controlar que hagan los deberes y estudien. "Al profesor particular hay que recurrir para resolver problemas concretos, no para conseguir que tu hijo haga las tareas con él, porque entonces continuará con la actitud inmadura y dependiente de que se lo solventen otros", dice.

6. Impaciencia Ángel Peralbo considera que otra actitud frecuente y perniciosa es querer ir demasiado deprisa en lo que se refiere al aprendizaje, en vez de entender la educación como un proceso a largo plazo. La impaciencia de los padres, dicen los expertos, se traduce en tratar de que hablen lenguas extranjeras cuanto antes, en que comiencen a leer y escribir sin haber llegado al colegio, en acelerar los procesos de aprendizaje de las operaciones matemáticas sin respetar los ritmos de la escuela… "Ese afán de que sepan muchas cosas y cuanto antes es un error; en Dinamarca y en los países mejor situados en los ranking educativos los niños aprenden a leer y escribir a los siete años", apunta Joan Domènech.

Peralbo explica que esa impaciencia de los padres provoca que se desesperen ante las primeras dificultades en los estudios o los primeros malos resultados, sin tener en cuenta que las dificultades y los errores son inherentes al aprendizaje y los niños lo que necesitan es paciencia y ánimo para continuar trabajando durante toda la etapa escolar. "Los padres no deberían considerar esos malos resultados como un fracaso, porque ello reduce la autoestima de los hijos e incapacita cada vez más a unos y otros", indica.

7. No respetar la línea de la escuela Algunos padres, movidos por la impaciencia, intentan enseñar a sus hijos a leer o a calcular por sus propios métodos, o les ponen tareas de refuerzo en casa, sin tener en cuenta que quizá están interfiriendo en el ritmo o el método pedagógico que sigue la escuela. "Los padres deben plantearse a qué escuela llevan a sus hijos, asegurarse de que comparten las mismas ideas, y luego ir trabajando en paralelo, acompañando a sus hijos en el aprendizaje pero con cierto respeto al proceso que siguen en la escuela para educar en la misma dirección y no dar al niño mensajes diferentes", indica Domènech.

8. Proyectarse en los hijos Otro error bastante reiterado de los padres es pensar que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos van a servir a sus hijos. "La escuela ha cambiado mucho y los niños también, y lo que a ti te gustaba del colegio o lo que tú aprendías entonces no tiene por qué ser un modelo de éxito para tus hijos", alerta el director de la escuela Fructuós Gelabert. También Ángel Peralbo considera que en muchas familias "siguen prevaleciendo más las expectativas que tienen los padres sobre los estudios de los hijos que las preferencias o capacidades de estos" y hay muchos chavales que son orientados a estudiar lo que quieren o les gusta a sus padres.

9. Cuestionar a los profesores No apoyar a los maestros, mostrar constantemente el desacuerdo con el profesor en presencia de los hijos, es otra conducta errónea de algunos padres. "Los profesores han reducido su capacidad para imponer la necesaria disciplina de los alumnos en el aula y no ayuda precisamente que tengan a los padres enfrente o en contra en vez de al lado, pues el alumno, aprovechándose de esa situación, consigue manipular y poner en contra a unos y otros cuando el objetivo que persiguen es exactamente el mismo", comenta Peralbo. Añade que los profesores tienen una visión privilegiada de los alumnos que en ocasiones no se corresponde con su comportamiento y su actitud en casa, y que a los padres les conviene conocer. "La complicidad entre padres y profesores, el compartir información, puede ayudar a que el chaval progrese adecuadamente tanto a nivel académico como en lo que se refiere a su actitud y comportamiento", enfatiza.

10. Hacer de Sherlock Holmes Benjamí Montenegro opina que otra conducta equivocada en la que caen padres y madres es acabar convertidos en Sherlock Holmes. "Hay padres que rastrean los deberes, los trabajos, las fechas de los exámenes a través de las redes sociales o de los padres de otros niños para ver si el hijo hace o no sus tareas, y eso provoca un boquete de desconfianza y no resuelve nada", explica. Su consejo es revisar con el niño la agenda y las tareas realizadas en cada asignatura y, si no se lo apunta para evitar el seguimiento, hablar con el tutor "que es el jefe (en términos laborales) del chaval" para estas cuestiones. Los expertos desaconsejan imponer un control absoluto sobre las tareas escolares, estar examinando al hijo constantemente sobre lo que ha leído o ha estudiado, y aseguran que es mejor un acompañamiento lejano, dejándole que sea autónomo. Y si el padre o madre opta por preguntar la lección para preparar un examen, Montenegro aconseja no hacerlo oralmente, sino poner tres o cuatro preguntas por escrito "porque normalmente no hay exámenes orales y aunque el chaval se sepa la lección hablando, igual luego se expresa mal por escrito o comete muchas faltas" de ortografía.

11. Solventarles los problemas Otro comportamiento habitual y erróneo de los padres, según los educadores, es solventar los problemas de organización de sus hijos. "A las siete de la tarde el niño dice que falta tinta para imprimir el trabajo que ha de entregar al día siguiente y mandamos al abuelo que vaya corriendo a comprar un cartucho o que nos deje el suyo", ejemplifica Montenegro. Y enfatiza la importancia de dejar que los hijos afronten esos problemas solos "aunque eso suponga entregar un trabajo tarde y que le bajen la nota, porque si de mayor entrega tarde la declaración de la renta le aplicarán un recargo, por mucho que diga que el banco se retrasó en enviarle el extracto de sus cuentas; así es la vida, y han de aprender a organizarse y solucionar sus problemas desde pequeños".

Los educadores también rechazan la conducta permisiva de algunos padres que justifican los fracasos o errores de los hijos ante el maestro y la escuela alegando siempre una causa exterior o bien cuestionando la dificultad de la tarea o la idoneidad de los libros, de la materia o del propio profesor.

12. Vincular las tareas a castigos "Castigado a hacer los deberes" o "hasta que no acabes de leer no podrás ver la televisión" son frases habituales en muchas casas pero que, según los educadores, deberían erradicarse. En primer lugar, explican, porque el tiempo de realizar las tareas escolares debería ser un tiempo de tranquilidad y sosiego para trabajar, no de regañinas. En segundo lugar, porque el objetivo debe ser educar a los niños en el placer de la lectura o del estudio y no convertir esas actividades en un castigo. Y, por último, porque tampoco interesa que consideren la lectura o los deberes un peaje necesario para ver la televisión, jugar a la consola o salir con los amigos.

Editada por Wendolin Vera. Con la tecnología de Blogger.