Mi mes de septiembre, mi mes colorido y de fiesta se nos tiño a grisaceo, se le esfumo todo color, y la festividad se marchitó para dejarnos tristeza y luto en el corazón.
Estuve angustidada el domingo y las primeras horas del lunes las inicié con llanto. Sabía que algo andaba mal, pero no quería perder la esperanza.
En plena madrugada escuche sonar el teléfono. Bajé corriendo las escaleras para ir al cuarto de mi madre. Aquella llamada me angustió. Pregunte a mis padres que pasaba, mi mami me dijo que mi abuelito estaba algo delicado, que iría a su casa y pasaría la noche con él. Dormí tranquila después de las 3 de la mañana, momento en el que mi madre me habló y me dijo que mi abuelo estaba mejor, que ya se había estabilizado y que ella llegó bién a casa de sus padres.
Desperté hasta las 7 de la mañana, preparé a Constanza y la lleve a la escuela. Estuve en su ceremonia y después me fuí a mi casa para prepararme e irme a la universidad, a iniciar un nuevo cuatrimestre escolar.
El día se me fue como agua. Después de muchas complicaciones por fin estábamos Coni y yo de regreso en casa. Mis padres me recogieron ahí para irnos a casa de mis abuelos.
Pregunté por el estado de salud de mi abuelo, mi madre me dijó que estaba peor que el domingo. Se podía estar peor? me pregunté, después de haberlo visto tan delgado aque día y sin comer. Pero lamentablemente se podía estar peor.
Llegamos a casa de mis abuelos e inmediatamente fui a su recámara de Chabelito para verlo. Entré y estaban ahí dos de mis primas, su mamá de ellas y otra tía más. Mi abuelito, Chabelito, estaba tendido en la cama, con los ojos cerrados, la carne aún mázs pegada al hueso, su boquita abierta y respirando con gran complicación. Coni le dió un besito, yo le dí otro más y lo acaricie. Desde que lo ví supe que estaba en sus uiltimos momentos. Quería estar a solas con él, quería abrazarlo, quería hablarle, Quería que despertara, quería que me viera, pero su cuerpo apenas respondía. Nadie se salía para dejarme un momento con él y como había demasiada gente, preferí salirme un rato para no robarle el poco oxígeno que le quedaba.
Fuei a ver a mi hermana, que ya estaba allí desde temprano. Dormía y la desperté para preguntarle si ya se había despedido de mi abuelo, ella me dijo que desde el día anterior se había despedido de él.
Después llego un padre, hizo algunos rezos y le dió la bendición. Como fuera tenía que estar con mi abuelo así que me escabullí por la maca, me tumbe junto a él y puse su manita, con los deditos ya morados, entre mis manos cálidas. Estuve ahí un largo rato, asi poco a poco me fui quedando sola con él. Mi mami se sentó ahí frente a nosotros, me dijó que le dijera que lo queríamos mucho y que si ya se tenía que ir, que se fuera tranquilo. Le pregunte a mi mami si no creía que ya se fuera a reponer y ella me dijo: No, no es justo por mi viejito que este sufriendo. Agarro su mano y se echo a llorar.
Aquello estaba acabando con mi corazón. ver a mi madre así, y ver ami abuelito así. Siempre había sido fuerte, pensabamos que nada lo tumbaba, y ahora lo veía tan débil. Emitía un rudio parecido a las personas que padecen asma, lo cual me parecía terrible, por que entonces seguramente estaba agonizando sus últimos momentos. Luego estuve otro rato a solas con él y luego con mi abuela. Se veía fuerte, se veía que empezaba a asimilar todo. Me decía que lo iba a extrañar por que no tendría con quien pelear más. Lo miraba, sonreía con ternura y decía: pobre de mi viejito. Me platicaba que era bién vanidoso y que todavía por la mañana le había reclamado por no estar ahí con él todo el tiempo.
Después llego mi hermanita menor, quien por cierto estuvo inconsolable desde el domingo. ME PIDIÓ LA DEJARA ACOSTARSE JUNTO A ÉL, LO BESO Y MUCHO, LE DIJO QUE LO QUERÍA. Lloró y me dijo que no soportaba verlo así, enfermo y sufriendo. En menos de una semana, la enfermedad había consumido a nuestro viejito. Después regresaron mis primas a la habitación. Platicabamos que nunca creíamos que lo veríamos así, a él que parecía ser tan resistente. De pronto movio su boquita. pensamos que quería tomar agua, así que mi prima le empezó a dar agua con un gaza. Parecía que estaba bebiendo, mi madre sonreía por verlo tomar agua, al igual que otra de mis primas. Después nos percatabamos que más bien le faltaba el aire. Sus piernitas ya las tenía heladas. Mi madre me dijo que le llamará a su mamá, a mi abuelita. Bajé y le dije a mi abuelita que subiera, que le llamaban. Sólo estuve unos instantes abajó y escuche los teribles llantos. Subí, entre al cuarto y ví a mi abuela llorar, aquellos eran terribles lamentos, otra de mis tías la detenía y todos le decían que se calmará. Le tuvieron que poner alcohol. Al verla así, yo rompí en llanto, y la abracé. Estaban ahí casi todos mis primos, y todos lloraban, mamá lloraba y yo lloraba. Salí de ahí un momento para tratar de calmarme, necesitaba desahogarme así que decidí hablar por teléfono. Apenas pude hablar y contar mi pena. Hasta dónde estaba me llegaban los lamentos. Mi hermana mediana estaba destrozada. Creo que en realidad todos lo estábamos.
No podía creerlo, volvía a entrar a su recámara de mis abuelos, quería cerciorarme de que mi viejito ya no respiraba. Por fin estaba sereno, descansando, ya se había ido para siempre.
Fui a buscar a Edgar, lo encontré en el camino, lo abracé y llore tanto como pude. Aquello me parecía una terrible pesadilla. No creía todo aquel dolor, todo aquel panorama de desolación. Mi madrecita linda no podía con su tristeza.
Todo eso sucedía apróximadamente como a las siete y media de la noche. Y fue hasta media noche cuándo empezaron con el velorio. Yo no quería moverme de ahí pero estaba cansada y muy desvelada. A las cuatro y media de la mañana me fui a dormir un rato, a la casa de Edgar, en dónde deje a Coni para que ella no tuviera que desvelarse. Por la mañana regresamos a donde velaban a mi abuelito.
Lo veía en la caja y suspiraba. Cuando llegó el momento de irnos al crematorio, le echamos una porra y mientras decía: "Rúben, Rúben, ra ra ra", la voz se me quebraba. Ahí estuvimos un largo rato en el cementerio mientras su cuerpo se convertía en cenizas.
Los cenizas ahora están en casa de una de mis tías, y estarán ahí los nueve días que duran los rezos.
Hoy estoy más tranquila, encontrando la paz en mi corazón. Aún todo me parece difícil de creer y ya imaginaréis toda la soledad que quedó en casa de mi abuela. No quiero que mi abuela se quedé sola, y no la hemos dejado sola porque no queremos que se vaya a a deprimir.
Al ir a casa de mi abuela y pasar por la recámara siento un hueco en mi estomago, es horrible, por que estaba acostumbrada a pasar y encontrarme con mi abuelito en la cama, leyendo su novelita vaquera. Ahora ya no esta y nuca más le veremos sin embargo nunca lo hemos de olvidar.
Lo extraño, como es natural! Fue un pasaje muy triste en mi vida, porque las despedidas siempre son difíciles y sobre todo cuándo son para siempre. Coni lloró un poco, sin embargo, más tarde me dijo que no estuviera triste, que nuestro abuelito estaba en un lugar en donde no sentía frío ni dolor y en donde estaba feliz.
Desde aquí le quiero mandar Besitos al cielo a Rúben.
Te amamos hoy y siempre, y aunque físicamente no estés, estas aquí en nuestra mente y en nuestros corazones. No sé porque te quisiste ir tan pronto, sin embargo, fue tú decisión y la respeto. No es sencillo, tú ya sabrás. A mami le cuesta un poquito y no sé diga a tu mujer, más aquí estaremos tus nietas para brindarles todo el apoyo que necesitan.
No voy a mentirte, tu partida nos dejo dolor, pero nos resignamos por que creemos que ahora estás en un lugar mejor. Tengo la esperanza que un día volveremos a estar contigo.
Te vamos a extrañar horrores. Pero gracias por los bellos recuerdos que dejas, gracias por los momentos y gracias por habernos dado un lugar especial en tu corazón a mi, a Coni y a mis hermanas. Tú también tienes un lugar muy especial en nuestro corazón, sabes que eres nuestro viejito preferido!
Deseo que estés con Dios! Siempre, siempre brillarás en nuestra mirada!
Porque no hay nada que demostrar, porque no hubo hipocresías de último momento, el tiempo que tenía que estar lo estuve contigo Y JAMÁS ME PESO ESTAR A TU LADO. Porque no necesité tener mucho, lo poquito que tuve en mis manos lo compartí contigo y así haya sido algo pequeño, mi corazón se llena de regocijo. Por los abrazos y besos que te dí y no sólo en tu lecho de muerte sino SIEMPRE, por eso y
por todos los momentos que vivimos, se que ocupe un lugar especial en tu corazón y hasta Coni también. Por eso hoy estoy tranquila, ¿qué te voy a extrañar? uff y no te digo cuanto sin embargo sé que ya te querías ir y respeto tu decisión. Chabelito dejaste un gran vacío en casa pero ahora inundas mi corazón!! Gracias por las veces que quisiste ir con nosotros de vacaciones, por las veces que fuimos en bolita a desayunar, por los días que venías y te sentabas en mi sala y platicabas y platicabas hasta que te quedabas dormidito, gracias por los apapachos a Coni... nos dejaste una gran cantidad de recuerdos, gracias, gracias, gracias!!!