Creo que nunca antes les había platicado de nuestros múltiples intentos por hacernos de un departamento. En más de una ocasión quisimos comprar un inmueble pero jamás se concretó nada, es simple, creo que ningún inmueble en ese entonces era para nosotros.
La primera vez que Edgar quiso adquirir una casa, éramos novios y ya teníamos planes de casarnos y vivir juntos. Una tarde llegó muy entusiasmado a contarme que había visto casas en compañía de sus papás y que había decidido apartar una.
-¿qué te parece amor? ¿ya quieres que tengamos casa?
-si lo que quieres es una casa para ti, me parece de lujo, si lo que quieres es una casa para “nosotros” entonces no me parece que no me hayas tomado en cuenta para saber si me gusta, definitivamente yo no viviré ahí.
Tenía que poner mis reglas desde el principio. Era evidente que si queríamos formar un hogar, ese tipo de decisiones nos concernían a nosotros y éramos nosotros los encargados de elegir. Quizá ese fue nuestro mayor problema, siempre fui muy rebelde y jamás me ha gustado mucho que terceros intervengan en nuestras decisiones, por mucho que sea de buena fe.
Pasado el tiempo, decidimos ir a ver casas los dos. En ese tiempo él contaba con un crédito muy limitado pero esa era nuestra única opción para adquirir una propiedad. Las casas que le ofrecían eran lejanas, sin embargo yo estaba muy decidida a irme a vivir lejos. Mi entusiasmo no logró convencer a Edgar, y pronto desechamos la idea.
Fueron muchas las búsquedas de casa, y en todas terminábamos descubriendo que el crédito no era suficiente así que pospusimos la búsqueda, y cuando nos casamos venimos a vivir a la casa de mis papás.
Hace unos dos años atrás, ya estando casados, vimos que el crédito de Edgar había mejorado considerablemente así que creímos que era el momento ideal para buscar nuevamente hogar. No sé porque razón, Edgar quiso dejar esa responsabilidad en manos de su papá, argumentando que él no tenía tiempo de realizar la búsqueda. Mi suegro, con sus mejores intenciones, se puso a realizar la búsqueda de departamentos. Teníamos la opción de adquirir un departamento de segundo uso en zonas cercanas a donde él y yo crecimos. Vimos varios departamentos pero en el fondo prevalecía mi rebeldía pues yo insistía que quienes debíamos buscar el departamento éramos nosotros y no mis suegros. Pero bueno, vimos cómo tres departamentos y a pesar de todo, tuvimos la intención de adquirir alguno pero por una u otra cuestión, los dueños terminaban echando atrás la operación.
Nuevamente cansados, y yo hasta desganada, dejamos la búsqueda de inmuebles. Me hice a la idea de que no era mi tiempo.
Total que hace un par de meses, Edgar me llevo a varios desarrollos inmobiliarios para ver que opciones teníamos para adquirir una propiedad. Habíamos llegado a la conclusión que quizá era mejor buscar una propiedad nueva, donde no se nos pudieran echar atrás con la negociación.
Estábamos desayunando en un puesto de tacos de canasta, una mujer que estaba ahí había escuchado nuestra conversación y nos preguntó si buscábamos casa, ofreciéndonos opciones cercanas a la ciudad. Lo cierto era que nuestra única opción era adquirir fuera de la ciudad, pues vivir dentro de ella, como bien lo oímos en la radio, se ha convertido en un asunto de élite. La mujer nos llevó a ver un desarrollo que desde un principio nos encantó. Los acabados, la estructura de las casas y sobre todo, la seguridad y comodidad que nos ofrecía para los niños nos terminó conquistando. En el fondo tenía mis dudas de que todo fuera a salir bien, después de todo, ya habíamos iniciado con tramites varias veces.
Tiempo al tiempo y paciencia
Esta vez todo iba marchando bien, el crédito nos alcanzaba y cumplíamos con todos los requisitos. Al fin recibimos una llamada del desarrollo. Teníamos que cubrir una cantidad fuerte de dinero en efectivo para completar el monto de la vivienda. Nos desilusionamos pues en principio habían dicho que no tendríamos que cubrir nada. Les expresamos que no podríamos cubrir la cantidad, y no sé que hicieron o cómo lo arreglaron pero al final nos volvieron a llamar para decirnos que lo habían solucionado y que el trámite seguía en proceso.
Así un de 7 abril fuimos a recoger las llaves de nuestro nuevo hogar, y es así como de a poco hemos estado recreando nuestra nueva casa. No imaginábamos que tanto se requiere para acondicionar una casa: desde detalles simples como las cortinas o los cortineros, hasta los colores de la pared o los muebles que se requieren.
No nos hemos mudado aún, pues hemos estado haciendo muchos arreglos, agregando detalles como las lámparas o las cortinas, comprando cosas para decorar el cuarto de Constanza y son todavía tantas las cosas que nos faltan pero nos encanta saber que al fin tenemos nuestro propio hogar.
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