Lo admito, me encanta estar en mi nuevo hogar, cada rincón de la casa, por pequeño que sea, me encanta. Amo pasar el día entero en mi nueva casa, y aunque no haya todavía internet ni televisón de paga, no me resulta aburrido, al contrario, me veo absorta en las tareas diarias de un hogar y de la maternidad, que no tengo tiempo del aburrimiento. Sin embargo, últimamente me empiezo a sentir estresada, pues constantemente necesito venir a casa de mis padres, al menos cada semana, pues aquí en la ciudad tenemos muchos asuntos pendientes: para empezar, mi principal fuente de trabajo se encuentra en la ciudad, se moverme bien en ella, conozco el transporte público y me siento en confianza al salir a la calle. En la casa, en realidad me cuesta trabajo desplazarme con las niñas, cuando Edgar no está. Desconozco las rutas, y para ser honesta, el estado de México siempre ha tenido la fama de ser más inseguro que la ciudad, por lo que prefiero no salir sola con las niñas.
Por otro lado nos salimos tan repentinamente de casa de mis papás, que muchas cosas se han quedado sin ordenar y muchos juguetes, ropa y muebles se han quedado allá. Pero cada vez que pasamos a casa de mis padres, yo salgo a realizar mis actividades de trabajo, Edgar también hace las suyas y cuando regresa inmediatamente me pide que nos vayamos a casa, así que no he tenido tiempo de ordenar un poco el caos que queda y eso me comienza a causar estrés, me empieza a dar la sensación de que a mi marido no le gusta o no quiere estar en casa de mis padres y eso me causa mucho más estrés, además de que cuando vamos de visita con ellos, me siento apresurada y por alguna razón siempre termino olvidando algo importante en casa: la cartera, el cargador, la cámara, etc.
Hemos acordado que necesitamos el ingreso de ambos para salir a flote con los gastos de la casa y de las niñas, por lo que yo me dedico a los bienes raíces (estoy a sus órdenes si desean vender o rentar una propiedad) pero me desconcierta esa actitud negativa cuando se trata de venir a la ciudad, y ya lo he expresado: estoy feliz jugando a la ama de casa, sólo decídete si quieres ama de casa o inmobiliaria. Por que es un hecho que por aquellos rumbos no me pienso dedicar a los inmuebles, prefiero mil veces la ciudad.
En fin, así estoy con las emociones ahora. ¿Se sienten identificadas? ¡Las quiero escuchar!
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