Anoche vivimos el primer temblor con Isabel en casa, y ¡vaya temblor!
La verdad es que apenas escucho la alerta sísmica y se me eriza la piel y me da dolor de estómago. Lo curioso es que ayer no sabía si reaccionar o ignorarla, pues un día antes se activó por error y nos quedamos esperando un temblor que nunca llegó.
Sin embargo ayer, no pasaba ni medio minuto cuando se empezaron a sentir los fuertes movimientos. Edgar tomó a las niñas y me pidió que nos fuéramos a un lugar seguro. La verdad sentí palidecer. Salimos del cuarto, bajamos las escaleras y llegamos a la puerta de mi hogar. Ya habían pasado algunos segundos y lejos de sentir que la intensidad disminuía, sentí que esta aumentaba. Las puertas, cuadros y todo se movía. Isabel que tenía sueño estaba inquieta y yo no sabía si salir de la casa, abrazarme a las niñas o de plano llorar. Pedía que ya parara pero les juro que el tiempo se me hacía eterno. Edgar me decía que me tranquilizara pero me sentía muy estresada, temía que en cualquier momento mi casa fuera a colapsar. Empezó a disminuir la intensidad del sismo hasta que finalmente paro.
Inmediatamente se escuchaban ambulancias pasar y entonces regresamos al cuarto para ver las noticias. En efecto, no era mi imaginación, fue el temblor más fuerte del que se ha tenido registro. ¿Por qué no fue tan destructivo como el terremoto del 85? Bueno aquel terremoto fue trepidatorio (verdaderamente destructivo), y el de ayer fue oscilatorio. También ayudo la distancia con respecto al epicentro del sismo, esta vez había 700 km de por medio, mientras en el 85 nos encontrábamos a 400 km.
A causa de este acontecimiento, hoy suspendieron clases en once estados del país incluyendo la ciudad, por lo que pasamos la mañana mis hijas y yo metidas en la cama.
La verdad es que me asuste demasiado. Estoy muy agradecida de que no hubiera daños mayores en nuestro estado y sin embargo ya se han reportado 15 personas muertas en otras entidades de la República. Estoy orando porque no haya más victimas y dando gracias porque tengo a mi familia junto a mi, esta vez nos han dado segundas oportunidades.
Por otro lado, ahí en las redes sociales leí una reflexión sobre las mamás que han tenido que vivir estos momentos de angustia mientras tienen a sus bebés internados en el hospital ¡que duro! Algo que me reconfortó fue poder abrazar a mis hijas, pero recordé lo mal que la pasaba cuando Isabel estuvo en el hospital, así que me solidarizo con esas mamitas que ayer tuvieron que tragarse su angustia y ser valientes con el corazón quebrantado por tener a sus bebés lejos de ellas, las abrazo fuerte.
Pido por las familias que perdieron a algún familiar y porque no haya más víctimas. Ya están los acopios para apoyar a los damnificados.