Paseábamos en un mercado, la
noche en que llegaban los reyes magos, ya sabes, un mercado de esos de
puros juguetes que se ponen en esa temporada del año, y en los cuales no es
inusual encontrar cachorros en venta. De pronto llamó mi atención un señor que traía en brazos a unos pequeños gatitos.
¿En cuánto los estará vendiendo? me
pregunte asombrada pues gatitos hay muchos en la calle (pasa lo mismo con los perros
sin embargo es mas común que la gente compre perros), pero mayor fue mi
sorpresa cuando a lado de ellos había un letrero que decía: "se
regalan". Sentí ternura y me extraño que hasta ese momento la gente no se
los hubiera llevado. Lo confieso, me sentí atraída por aquellas criaturitas
que buscaban hogar, sin embargo seguí mi camino. Pero entonces comencé a pensar
que quizá seria una gran idea adoptar a alguno: le haría compañía a Sabrina,
juntos jugarían, los gatos son muy limpios, muy auto-suficientes, no son muy
demandantes, no se orinan por todos lados, en fin, encontré mil y un pretextos para adoptar a un gato. A mamá no le pareció tan sensacional la
idea, de hecho dijo estar en desacuerdo.
Regresamos a donde los gatitos y una
muchacha ya traía en brazos a una hermosa gatita blanca, que en comienzo me
había gustado para adoptarla, pero quedaba otra gatita negra y con manchitas.
Mamá negaba con la cabeza mientra mi hermana le rogaba cual niña pequeña
aferrada a un juguete, mamá fastidiada aceptó dejando claro que ella no se haría
responsable en ningún aspecto de la gatita e hizo énfasis en decir que todo
seria nuestra responsabilidad. Llegamos a la casa muy felices con el nuevo
miembro de nuestra graaaan familia de mascotas, y entonces nos dimos cuenta de
que la cosa no seria nada fácil: el primer gran error que cometimos fue llevar
inmediatamente la gatita pequeña junto a nuestra gata Sabrina para que se
conocieran, pensando ingenuamente que este sería un bonito encuentro y sin
embargo lo que obtuvimos es que la gata grande gruñera, evidentemente la actitud agresiva me dio miedo y opté por
llevarme a la gatita.
Lucrecia comenzó a ladrarle despavoridamente y cuando
se la acercábamos para que la oliera, inmediatamente la quería morder... Oh no!
Los animales en principio no la aceptaban. Sabrina apenas me olía las manos y
me gruñía, aunque ya no tuviera a la gatita y cuando pretendía
tocarla me aventaba rasguños, mordidas o se alejaba rápidamente. Sí,
Sabrina parecía estar muy molesta conmigo. Esa noche ni siquiera quizó dormirse en mi recamara y paso muchos días lejos de mi. También fue una noche
difícil para Lucrecia pues se la paso ladrandole a la gatita. Preocupada por la
violenta reacción de mi gata Sabrina me puse a buscar en internet acerca de la
convivencia entre gatos y la venda se callo, comprendí que yo estaba haciendo mal las cosas.
Los gatos son sumamente territoriales y cuando otro gato llega, hacen que el que ya estaba en casa, sienta invadido su
territorio. Leí que los gatos son territoriales desde tiempos ancestrales y que
llevaba mucho tiempo y se requería paciencia para que estos se adaptaran y
aceptaran al nuevo inquilino, también leí que nunca debías mostrar el nuevo
gato ante el gato residente, es preferible que este intuya la presencia
del nuevo felino por medio de su olfato y de principio es necesario no
hacerle mimos al nuevo gato frente al gato residente. Entonces caí en la cuenta
que la presentación de la gatita a la gata mayor fue algo violenta y muy
abrupta.
Los días siguientes me la pase intentando acercarme a Sabrina,
intentando mimarla pues al principio no se dejaba, leí que en esos momentos era
importante darles mucho amor a nuestros gatos para que no sintieran que el
nuevo gato les robaba el cariño de sus amos, que seria normal que
la gata en principio le gruñera y le diera manotazos al nuevo gato así que decidí no regañar a Sabrina cada que le gruñía a la gatita o cada que le quería pegar.
La adaptación entre Lucrecia y la gatita, aunque suene increíble, fue la
más fácil, comprobando que es totalmente falso decir que perros y gatos no se
llevan. Pasaron tal vez dos días y Lucrecia dejo de ladrarle y buscaba a la
gatita para jugar, pero era muy brusca y muy pesada, tuvo que aprender a
medir su fuerza. No se si Lucrecia adoptó a la gatita como su hermana o como su
hija, pero ahora pasan mucho tiempo juntas, duermen juntas, y cuando Sabrina
quiere hacerle algo a la gatita, Lucrecia inmediatamente va en defensa de la
gatita a ladrarle. La verdad es que este par me da mucha ternura y mi
perrita me hace sentir orgulloso por lo amorosa que resulta ser.
Sabrina parece
mas acoplada, la he visto jugar con la gatita un par de veces y ya deja que yo
le haga mimos. El otra vez la llevé a mi recámara para que se durmiera conmigo
aunque estuviera la pequeña, y como no tuvo mas opción, durmieron en la misma
cama.
En fin, es una locura hacerse cargo de todas mis mascotas. Estos son mi feliz familia:
Lucas, Odie, Lucrecia,
Sabrina, una tortuga y ahora nuestra nueva minina.
Feliz inicio de semana!
Tienes unas hermosas mascotas me alegro que se haya integrado tu gatita se ve muy dulce. Te mando un beso
ResponderEliminarQue hermosa historia y que bueno que ya se estén acostumbrando a convivir bien. Que ternura la segunda fotito me encanta como salen las dos tan juntitas <3
ResponderEliminarQue tengas una linda semana, saludos!
ejje siempre que lleves un gato nuevo a casa los primeros dias son una guerra por que ls que viven alli quieren dominarle y pasa tiempo hasta que lo aceptan, luego no hay mayores problemas.
ResponderEliminarMe alegro por tu decision de llevartela.
unos besotesssssssssssss
Que te puedo decir, la historia de tu gatita me pareció muy tierna. Llego a tu vida de una manera muy especial. Qué lindo que las otras mascotas ya le hayan aceptado. Y tuvieron un final feliz! Que tengas tu también una bella semana.
ResponderEliminar¡Bravo!
Un abrazo