Una de las etapas más difíciles que atravesamos como padres primerizos, son los constantes desvelos en los primeros meses del bebé: todas esas veces que tenemos que pararnos en medio de la noche para alimentar al bebé suelen ser más agotantes en los días posteriores al parto pues estamos exhaustas y de pronto hay que estar las 24 horas del día al cuidado de un bebé.
Hay quienes viven esta etapa más prolongada que otros. En mi caso, con ambas hijas, fue un proceso que pasamos pronto; cuando menos nos dimos cuenta Isabel ya dormía de largo toda la noche, incluso el pediatra nos recomendó que aunque la bebé durmiera de corrido, la despertáramos para comer pues aún estaba pequeña y queríamos que pronto alcanzara su peso ideal, y cuando digo rápido me refiero a que Isabel tenía tres meses en casa y ya habíamos logrado que durmiera buena parte de la noche. El hecho de que un bebé llegue a dormir seis horas seguidas, representa un enorme logró después de que suelen dormir pequeños lapsos y despertar entre cada hora y media o dos horas, lo que es agotador para los padres en especial si al día siguiente hay una rutina laboral que seguir o más hijos que atener.
Cuando comencé a leer artículos para lograr una rutina de sueño, encontré varios puntos que inconscientemente habíamos seguido y que quizá son clave para lograr que el bebé duerma de largo toda la noche.
Te comparto esos puntos que coinciden con las recomendaciones de los expertos:
Preparar al bebé para dormir
Mantener un ambiente adecuado. No debes tener las luces encendidas a la hora de dormir. Es necesario que el bebé empiece a distinguir entre el día y la noche y para ello es necesario que cuando llegue la hora de irse a la cama, lo arropes y tengas las luces apagadas, si utilizas lámparas procura que sean tenues o disminuye su intensidad al llegar la noche. En mi caso, todo se apagaba, incluso el televisor.
La calma de la noche será el imprimir indicio con el que el bebé aprenderá a distinguir la diferencia entre la mañana y la noche.
Menos cambios de pañal. Sí, no se trata de ser malas madres, se trata de molestar al bebé en la menor medida posible, de no moverlo ni hacer nada que pueda inquietarlo. Lo ideal es cambiarlo antes de irte a la cama y repetir el cambio hasta despertar, después de unas seis o siete horas. De nuevo, la idea es que se familiarice con la calma nocturna. Te sorprenderás al ver que el organismo del bebé se va acostumbrando: Isabel orina poco por la noche y nunca hace popo hasta la mañana.
Arropa al bebé. Procura que esté cómodo para que nada lo haga llorar por las noches, asegúrate de que no tenga frío ni calor.
Mucha gente recomienda bañar al bebé antes de dormir y utilizar algún producto relajante como champú, jabones o cremas relajantes. La verdad yo nunca utilice este recurso y siempre goce de noches largas.
Entre más crecen, más son las horas seguidas que duermen. Por ejemplo, a los tres meses Isabel dormía a las 11 y despertaba entre las seis o siete de la mañana. Ahora puede dormir desde las 9 o las 10 de la noche y despertar entre siete y ocho de la mañana sólo a tomar leche para volver a dormir hasta las nueve o diez de la mañana.
Espero que estos consejos te ayuden y que pronto goces de noches largas.