¿Acostumbras darte escapadas con tu pareja después de haber tenido hijos? La verdad, en cinco años yo nunca lo había hecho, acá te cuento mi experiencia.
Todo ocurrió con el pasado estreno del Guasón/ Joker/ El Bromas (como quieran llamarle). Entre tanta popularidad y al ser uno de los villanos más emblemáticos del mundo DC Comics, por supuesto que teníamos muchas ganas de ver la cinta, pero regularmente acudimos al cine en familia. Sin embargo, esta vez, comencé a leer algunas recomendaciones dónde sugerían no llevar a menores de edad a la función, por el alto contenido de violencia implícito en la película. Así que la opción de ir en familia fue quedando descartada, aunque Constanza moría de ganas por verla, tiene apenas 12 años y no creí que fuera prudente ignorar todas esas recomendaciones.
Pronto la mayoría ya habían asistido a ver la taquillera película. Nosotros, simplemente teníamos las ganas, ya habíamos pactado que la veríamos pero no habíamos fijado una fecha así que yo me iba olvidando del asunto, hasta que un día sorpresivamente Edgar me dijo que nos organizáramos para encargar a las niñas y poder ir a ver El Joker.
Pero no fue tan sencillo
Quedamos un martes. El intentaría llegar más temprano de lo habitual para ver la función de las siete de la noche. No queríamos verla muy tarde para que no nos venciera el sueño y para no desvelarnos tanto pues al otro día nos esperaba la rutina matutina. Además queríamos regresar y estar un tiempo con las niñas. Sí, mis hijas aguardan mucho su llegada y son felices cuando lo ven entrar por la puerta, e Isabel no puede esperar para hacerlo jugar con ella. Así que no queríamos arrebatarles esos instantes, ni un día.
Total que me apresuré con mis cosas para cuando el llagara. Sin embargo me preocupaba el asunto de dejar a las niñas, la única persona que se que las cuida con mucho gusto es mi mamá y precisamente a esa hora iba al gimnasio. Pensé que las podría cuidar mi hermana Victoria, aunque no me convencía la idea del todo. Total que llegó Edgar y lo primero que Isabelita hizó fue correr a abrazarlo y a jugar con él. Yo sentía un poco de angustia porque no llegaba mi mamá y Constanza aún no terminaba su tarea. Nos miramos fijamente y lo primero que Edgar me dijo fue: - siento feo irme ahorita, ¿y si nos vamos más tarde?
Sonreí aliviada. Yo tampoco quería salirme y que Isabelita se quedara llorando. Así que optamos que lo mejor sería que Edgar jugara con ella un poco para después dormirla e irnos cuando ya ambas niñas estuvieran en cama. Sin embargo, a la hora de dormir a Isa vi que Edgar se había quedado dormido. No quería despertarlo pero tampoco quería perderme la función de las nueve, así que lo deje dormir un poco y después no dude en despertarlo.
Las niñas se quedaron en cama, acostaditas y arropaditas. Le pedí a mi mamá que les echara un ojo, y por primera vez, en cinco años que llevamos de casados, cruzamos la entrada de un cine solos, tomados de la mano, como cuando novios, como hacía mucho mucho que no lo hacíamos.
Salidas en pareja
Es increíble, creo que este asunto no se nos da también. No dejamos de pensar en las niñas todo el tiempo. Jaja incluso al pedir nuestras palomitas, no dejamos de pensar en lo que les gustaba a las niñas.
Uff, algunas personas aseguran que esas salidas son buenas. No lo dudo, y no descarto repetirlo. Sin embargo creo que nos costó mucho trabajo a nosotros hacerlo. No porque no nos disfrutemos como pareja, sino porque las niñas se han vuelto una importante prioridad en nuestras vidas y la verdad las salidas en familia son nuestras favoritas.
Las únicas salidas que nos damos juntos en pareja son los días en que vamos a dejar las cartas a Santa Claus y a los Reyes Magos. Y sí, las disfrutamos mucho, salimos juntos, tomados de la mano, nos paramos a comer, y vamos todo el camino emocionados cual niños pequeños, de imaginar las caritas de magia e ilusión de las niñas al recibir sus regalos.
No descarto otras escapadas al cine en un futuro. Se nos ha hecho tan común que nuestras vidas giren en torno a las niñas, que quizá sea difícil de pronto cambiar el ritmo. Por otro lado, creo que hay tiempo para todo, y se que en algún punto de la vida, mis hijas dejarán de depender de mí, sobre todo Isabel, Constanza hoy empieza a despegarse de mamá, sin embargo Isabelita, no nos suelta ni a sol ni a sombra.
PD. Así encontré a mis niñas al regresar.
¿Cómo es su experiencia en estos temas? Denme sus consejos por favor.