Ha pasado como un suspiro el primer año de mi enorme bebé. Y debo decirlo, lo viví con gran jubilo y enorme alegría.
Lo festejamos realizado el mismo día su bautizo. La realidad es que el proceso de la planeación siempre resulta estresante, con todo y que optamos por contratar un salón que nos brindara todos los servicios: banquete, música ambiental, sonido, vino y pastel. Pero aunque pareciera que ya no queda nada de qué preocuparse, había que pensar en la ropa de todos los integrantes de la familia, en elegir el ropón y los zapatos para Isabel, acompañar a la madrina por la vela, la cobija y demás accesorios necesarios, pensar en los recuerdos o souvenirs para los invitados, y pensar en la mesa de dulces.
Pero lo admito, aunque viví días previos de mucho estrés, el contratar un salón con todo incluido te quita gran peso de encima el día del festejo y te permite disfrutar un poco más, aunque como anfitrión nunca hay descanso el día de la fiesta.
El bautizo dio inició a las dos de la tarde y me pareció una ceremonia breve y bonita. Isabel se comporto de maravilla, paso buena parte durmiendo y cuando llegó el momento de que la bañaran con agua bendita no lloró, al contrario, parecia que le agradaba.
Al terminó de la ceremonia nos fuimos corriendo al salón, que por cierto, es el mismo dónde bautice a mi Constanza. Ya desde que llegamos la gente me requería, para saber dónde podían sentarse, etc. Edgar, la madrina (mi hermana menor), e Isabel y yo esperamos un poco para entrar al salón, dando tiempo a que la gente terminara de llegar. Aunque ya se veía bastante gente.
Recibieron a Isabel con la canción que lleva su nombre y que interpreta Luis Miguel. Nada más entrando y viendo a toda la gente reunida para festejar con nosotros se me erizo la piel. Todo estaba perfecto, todo como lo habíamos soñado. Los centros de mesa lucían hermosos y fueron sumamente especiales pues fueron obsequio de mi concuña y mi cuñado (hermano de Edgar), la mesa de dulces fue obsequió de mi hermana Melina y me encantó.
Se les ocurrió pedir que diéramos unas palabras y sólo pude dar gracias por haber estado con nosotros después de dejar atrás un año tan difícil. Al tiempo que hablaba se me quebraba la voz, y unas lagrimas de felicidad escurrían por mis mejillas. Tenía a mi gordita en los brazos y me llenaba de dicha festejar su primer año, luego de una llegada tan incierta, de momentos tan tormentosos, de escuchar muchas veces que ella tenía pocas posiblidades de sobrevivir, después de escuchar que estaba en estado de gravedad y deprimida, después de no poder cargarla, besarla o abrazarla los primeros días de su vida. Y ahora puedo comermela a besos todos los días, y estábamos ahí, estallando de alegría, brindando por su vida y presentándola ante Dios como hija suya.
Todo me gustó de la fiesta. La comida fue amenizada por un mariachi que le puso humor a la tarde. El conjunto músical también fue de mi agrado, amenizan muy bien el evento con botargas, animadores y batucada.
Los recuerdos los hicimos en casa, y elegimos jabones de glicerina, crema humectante y gel desinfectante para manos. Los pusimos en una caja de acetato acompañados de una toallita facial.
Además de esos recuerdos, mi tía y tío (hermano de papá) apapacharon a los invitados con velas aromáticas, pequeños dulceros y libretas de notas. Todos esos detalles me fascinaron y mi corazón estaba inmensamente agradecido por todas esas muestras de afecto que nos brindaron. Mi suegra preparó unas nueces confitadas deliciosas que puso en frascos de papilla para bebé y dejo en las mesas para que los invitados pudieran saborearlas. Y mi tía Lidia junto con mis primas nos prepararon manzanas con chamoy para la mesa de dulces.
Recibimos muchos regalos, al menos desde mi punto de vista, incluso papá dijo que Isabel era la bebé que más había recibido regalos en una fiesta. Y además de sus regalos, mis papás ya le habían obsequiado días antes un coche montable. Recibió mucha ropa y que bueno, porque Isabel crece a paso acelerado dejando la ropa rápidamente.
Terminé agotada pero sumamente feliz y muy agradecida con la vida. Ha sido un año maravilloso, con un inició muy doloroso pero una vez que salió Isabel del hospital todo ha ido viento en popa. Lo mejor de todo fue festejar en familia, con mis dos princesas ¿Y a ustedes les gusta festejar los cumpleaños?