Conforme Constanza fue creciendo, y dejando de utilizar algunas de sus cosas, guarde afanosamente muchas de sus pertenencias, con la esperanza de que al paso de los años y con la llegada de otro bebé, todo tendría una segunda vida. Un ejemplo de ello fue la cuna que apenas uso, pues siempre durmió en mi cama (cada que intentaba dormirla en su cuna, me entraba una paranoya que no me dejaba dormir). Cuando guarde la cuna nuevamente en su bolsa, la veía como la cuna más hermosa en la faz de la tierra, y así se fue a un rincón del ropero por nueve años.
Vestidos, zapatos, cobijas, peluches y muchos juguetes aguardaron por mucho tiempo en el baúl. Y un día, por fin llegó otro bebé: Isabel. ¡Niña! Podrá usar perfectamente todo.
Muchas veces nos cuestionamos si debíamos comprar una cuna, pero yo insistía que una cuna como nueva y muy hermosa esperaba por Isabel. Así cuando desempolvamos la bolsa y armamos la cuna, nos llevamos una gran decepción. A pesar de estar guardada, el paso de los años había hecho de las suyas y la cuna lucía avejentada, con algo de humedad y hasta pasada de moda. Definitivamente no era la cuna que deseaba para mi bebé y menos después de ver tantas nuevas cosas. La regalamos y fuimos por una cuna colecho. A otras cosas si les dio uso pero no tanto como yo pensaba, pues siempre terminábamos encontrado otras cosas que me gustaban mucho más que lo que tenía guardado para Isa.
Ahora que la bebé ha crecido, también ha ido dejando muchas cosas, algunas me gustan tanto que he deseado guardarlas, pero siempre me pregunto ¿con qué afán?, si para empezar no tenemos pensado tener más hijos, y siempre necesitamos espacio como para estar almacenando artículos que terminan siendo innecesarios.
Ahora que la bebé ha crecido, también ha ido dejando muchas cosas, algunas me gustan tanto que he deseado guardarlas, pero siempre me pregunto ¿con qué afán?, si para empezar no tenemos pensado tener más hijos, y siempre necesitamos espacio como para estar almacenando artículos que terminan siendo innecesarios.
Como había cosas que apenas si se les dio uso, decidí que venderlas sería una buena idea. Había leído que mucha gente compraba todas esas cosas que los bebés iban dejando, así que me puse a tomar fotografías y a subir todo a los grupos de venta en Facebook. Evidentemente la gente no esta dispuesta a pagar ni la mitad de lo que te hayan costado tus cosas, por muy nuevas que se vean, no dejan de ser artículos de segundo uso, sin embargo creo que vale la pena, pues la mayoría de todas esas cosas terminan en la basura.
Si no sabes qué hacer con todos esos artículos que tu bebé va dejando: andadera, columpio, mecedora, cuna, ropa, zapatos, etc. Te recomiendo que dones o vendas, pero guardarlos no le veo mucho sentido. No digo que no te quedes con alguna cosa realmente simbólica, algunos zapatitos que le haya tejido alguien muy especial para ti, o esa ropita con la que salió del hospital, su primer peluche, etc, pero guardar todo sólo te hará tener un acumuladero de ropa que te resta espacio para nuevas cosas. Eso sí, lo que ya no este en buen estado, a la basura.
Yo algunas cosas las regalo, y otras las vendo. Tienes que considerar que venderlas también implica invertir tiempo en crear los anuncios, tomar las fotografías y en coordinar la entrega. Pero me ha parecido una buena alternativa para ganar espacio y algo de dinero.
¿Ustedes qué hacen con lo que sus bebés ya no usan? ¿Lo atesoran, lo regalan o lo venden?
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