Este fue un año complejo, de tristezas y grande perdidas, pero también de aprendizaje, y muchas alegrías. Viví situaciones difíciles, pero también experimente gran felicidad. Fue un año lleno de contrastes, pero aprendí que hay que dar para poder recibir, que hay que dejar ir lo que no es para uno, y que sólo después de grandes penas se valora la felicidad y la tranquilidad. Celebro la dicha de poder ver terminar un año más, de seguir aquí, en éste mundo tan efímero junto a mi hija, mis padres y mi familia, y ese ya es suficiente motivo para sentirme bendecida. Por este año que viene, por la alegría, por las cosas simples de la vida, por la amistad, por la hermandad, por lo que venga... ¡Feliz 2015!